miércoles, 4 de junio de 2008

CERCANAS ANTÍPODAS

Esta imagen que nos evoca estampas propias del otro lado del estrecho no me resulta precisamente lejana ni exótica, por mucho bombardeo comercial y político que nos llegue.
Por un lado, la distancia física es relativamente corta. A poco más de dos horas de viaje nos encontramos con países de cultura y religión diferentes (no por esto tienen que ser mejores o peores que nosotros), de los que nos separa la estrecha y dificultosa barrera que es el estrecho de Gibraltar.
Por otro lado, mentalmente la distancia es mucho menor de lo que nos podemos imaginar, tanto para bien como para mal.
De sus más de siete siglos de estancia por esta tierra hemos heredado la estética, el gusto por el barroquismo, los motivos decorativos basados en formas geométricas y motivos vegetales, conocimientos artísticos, técnicos y científicos, muchas palabras de nuestro vocabulario cotidiano, su música (el flamenco está fuertemente influenciado por la música musulmana, e incluso hoy día hay sones muy parecidos a las zambras allá por Turquía), los números,
y como no, su impronta más indeleble: La personalidad.
Los rasgos personales que nos diferencian del resto de los europeos por muy comunitarios que seamos como el fatalismo, nuestra sociabilidad, la diferencia de horarios con el resto de europa, el gusto por la vida nocturna, la siesta...
Pero algunos de estos distintivos se están quedando lastimosamente en el olvido. Hemos entrado en una dinámica de vida terriblemente importada de zonas eslavas en la que no hay respiro, ni tiempo para pararse a pensar si lo que estamos haciendo está bien o si nos será de provecho.
Sería bueno aplicar un poco la parsimonia que esta fotografía también puede inspirar tal y como hacían nuestros mayores. Creo que nos iría mucho mejor.
Por cierto, con radicalismos y mentes cerradas no se llega a ningún lado. Si nos fijamos, nos parecemos mucho más de lo que creemos.

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