Por la gracia de Dios y el criterio que Él mismo en persona ha tenido a bien otorgarme os corono a todas vosotras.
Id y formad una corte de duquesas y condesas que conformen el reino.
Las muy nobles dignidad, entereza, sangre fría, constancia, claridad de ideas, franqueza y temeridad debéis saber que tenéis la difícil misión de conformar un estado para mi reina, para mi personalidad.
Que no os engañen con platos de doradas lentejas, que las nubes de sonrisas a vuestro alrededor no os encanten como cánticos de sirenas, pues muy bien sabéis diferenciar la paja de el grano.
Que os repela todo aquel que no merezca la pena, que no os invada ni envenene el brillo de las plateadas palabras de falsos profetas prometiendo un maná que sabéis que nunca llegará.
Que sabéis perfectamente cuál es vuestro ejército y cuáles son vuestras armas, a las que nadie que se os oponga puede responder.
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