Como quien viaja a lomos de una yegua sombría por la cuidad camino, no preguntéis a dónde. Busco acaso un encuentro que me ilumine el día, y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo a un cielo cada vez más lejano y más alto. Por las paredes ocres se desparrama el humo de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser primavera.
Cruza por mi mirada un tren interminable. El barrio donde habito no es ninguna pradera... Desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número 7, calle melancolía. Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía. En la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido que viene de la noche y va a ninguna parte.
Así mis pies descienden la cuesta del olvido, fatigado de tanto andar sin encontrarte... Luego de vuelta a casa enciendo un cigarrillo, ordenos mis papeles, resuelvo un crucigrama, me enfado con las sombras que pueblan los pasillos y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera que no encuentra ventanas donde agarrarse.
Soy esa absurda epidemia que sufren las aceras. Si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy.
Vivo en el número 7 calle melancolía. Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía. En la escalera me siento a silbar mi melodía.
Con permiso de quien buenamente corresponda.
En sueños
Hace 3 años
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