Es el momento de la cita anual, yo en el mismo balcón de hace más de 70 años y tú pasando por la misma calle.
Cada una como buenamente puede, siempre que el tiempo y la autoridad de turno lo permita, sea del color que sea.
Tú detrás de tu hijo, mis hijos quedaron atás... Ya les verás más alante, que seguro que les reconoces por muy cambiados que estén.
Tú, cómo no, siempre igual de joven. Yo... sólo hay lo que puedes ver. Unos ojos brillantes como de niña al llegar este momento.
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