Aquí al personal se ve que le faltan manos.
En el justo momento que están bajando a Jesús de la cruz va y les sale ese foco por ahí.
Vamos, que casi llega al punto de tener que soltar a su maestro para taparse los ojos y así poder ver un poco qué es lo que se está haciendo.
Llegando casi a urtadillas vamos nosotros y le sorprendemos en plena labor... y para colmo les andamos incordiando.
A ver a dónde nos mandan estos buenos y santos señores con la faena que les estamos haciendo.
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