Todo buen potajero que se precie está deseando terminar con la parte liviana o vegetal para llegar a la pringá, que es la parte suculenta.
Pues aquí hay otra "pringá".
Hartos de ver nazarenos, guiones e insignias pequeñas, cirios y demás minucia viene el plato fuerte, para el que siempre hay que reservar un huequecito.
Sus buenas viandas con los mejores habíos de la casa siempre, y como no, precedidas de sus buenos aromas que preludian el festín que tenemos por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario