La naturaleza, como el rancio dicho popular nos cuenta, es sabia. Un buen ejemplo lo tenemos aquí. El calor convierte a los palomos de la plaza de España de Cádiz en casuales y oportunistas bañistas, regalando esta imagen que a más de uno le puede provocar envidia o, por qué no, simpatía al observar la acción espontánea como no cabe de otra forma de estas aves "urbanas".
lunes, 9 de junio de 2008
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