miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL DÍA DE LA PROVIDENCIA


Una vez de un millón, como si de una alineación de un puñado de astros se tratase, como si hubiese una fuerza divina que no quiere que nos acostumbremos a las buenas nuevas... Pero doy fe de que ocurre.
Vaya que si ocurre, vaya qué bien sientan las alegrías en casa del pobre, vaya sensación extraña cuando en un mismo día sólo hacen llegar noticias importantes y alegres... Vaya tontería esto de no saber uno ni cómo reaccionar.
¿En qué academia enseñan los ritos propios de gente acostumbrada al placer de que todo le salga derecho y casi sin quererlo?
No sé si será buena tanta alegría... Pero hoy es hoy y mañana será lo que sea.

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