lunes, 27 de abril de 2009

COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA...



Un trago de agua fresca.

Una sonrisa.

Un poco de brisa en verano.

El aroma al pasar delante de una pastelería.

Un bocado de un manjar.

El relax de una breve siesta.

Una caricia.

Despertar sin despertador.

El abrazo de un amigo.

La hora de terminar el trabajo.

El momento de quitarse los zapatos tras un largo día de trasiego.

Todo lo bueno es breve. Todo lo placentero se acaba en el justo momento en que empezamos a saborearlo.

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